Recuerdo la primera clase con Antonio Miguel Nogués. En esa clase Nogués explicó las formas de trabajo y de evaluación como un auténtico dictador haciendo referencias continuas a que el aula era «su cortijo». Cuando una compañera se quejo revindicando sus derechos, Nogués le invitó a que fuera a quejarse, pero avisó de que quedaría suspendida al salir por la puerta y el resto automáticamente estaríamos aprobados. Nadie se quejó y la compañera se sentó. En ese momento Antonio Miguel terminó lo que resultó ser un simulacro con una gran primera lección maestra: nosotros como jóvenes demócratas nos habíamos tragado todas sus exigencias y lo habríamos convertido en el tirano del aula «El poder no se tiene, se entrega, y ustedes me lo han entregado en bandeja de plata».

Pues creo que todos, pero especialmente a Nogués, Purificación Heras, Jordi Ferrús y Anastasia Téllez.

Pues conseguí una beca para seguir con la UMH colaborando con las bibliotecas, en concreto con la de Arte del Campus de Altea. Fue una muy buena experiencia.

Desde septiembre por fin estoy donde esperaba estar: dando clases en institutos públicos. Mi especialidad es geografía e historia. Lo que aprendí en las clases de antropología no solo me ha sido valiosísimo para completar mis conocimientos teóricos sobre la materia, también han resultado fundamentales para comprender la realidad enormemente diversa del alumnado con el que trabajamos.

Pues en el instituto es sencillo, pero laborioso. Te pasas la tarde buscando recursos y preparando las diferentes clases para que resulten atractivas, motivadoras y productivas. Al día siguiente se imparten, intento trabajar con los chicos y chicas y cuando acabo me llevo el feedback a casa para preparar las siguientes.

El contacto con los chicos y chicas, trabajar con ellos y formar parte de la formación de estos como pre-ciudadanos que están formando su propio punto de vista sobre el mundo que les rodea.

Que se olvide por completo del título. Son sólo papeles que, con frecuencia, se acaban perdiendo y dan más dolor de cabeza que otra cosa. Lo que ofrecen las universidades, y lo que ofrece la UMH es una experiencia formativa, cultural, social y vital. Lo importante es vivirla, disfrutarla y formar parte consciente de ella. Aún no me ha servido mi título de Antropología, pero lo que aprendí en la carrera entra conmigo cada mañana al aula.

Solo dar las gracias a Alumni UMH por esta oportunidad y por no perdernos de vista. Gracias a ellos nos sentimos más arropados y conectados con la UMH.