Siempre tuve interés por las ciencias de la salud, pero no tenía la vocación suficiente como para estudiar medicina. Biotecnología era una carrera de nueva creación, interesante y que me ofrecía muchas y variadas salidas profesionales.

Me llevo amigos para toda la vida. Más allá de todas las anécdotas, buenas y malas, me quedo con esa gente que me acompañó durante el viaje y que aún a día de hoy sigue formando parte de mi vida y que sé que seguirá haciéndolo durante mucho tiempo.

Muchos, pero si tuviera que quedarme con alguien en particular, sin duda Esther Caparrós, mi tutora del TFG.

Eli Lilly es una multinacional farmacéutica norteamericana. Con más de 100 años de historia, actualmente está en el top 15 de compañías farmacéuticas que más facturan a nivel global, siendo el área terapéutica de diabetes (top 3) la más reconocido de la compañía. Para el público general, el fármaco más conocido quizás sea Prozac.

Soy el responsable directo de la gestión comercial, con todo lo que eso conlleva (promoción, organización, gestión y planificación de recursos…) de mi territorio asignado, gestionando específicamente un portfolio terapéutico frente a la diabetes tipo 2. De esta forma, soy el encargado de mantener actualizados en el tratamiento de esta patología a los principales profesionales sanitarios de mi zona, tanto médicos especialistas como de atención primaria o personal de enfermería.

Ser la cara visible de mi compañía y el trato diario con el cliente es lo más reconfortante del día a día, sabiendo además que gracias a mi trabajo los médicos están formándose continuamente y que esto repercute finalmente en el buen trato que reciben los pacientes.

Que no se ponga barreras, porque Biotecnología es una titulación muy bien valorada en el entorno profesional. Que siga formándose una vez terminada la carrera, constantemente para buscar ese plus que te diferencia en un mercado laboral cada vez más y más competitivo. Que mire más allá de las salidas profesionales más obvias y busque algo, por extraño que sea, que realmente le haga feliz. Pero sobre todo, que disfrute del viaje que es la vida universitaria sin agobiarse por el “qué será de mí el día de mañana”.